Por César Marcos
El 23 de diciembre de 1955, la dictadura encabezada por Pedro Aramburu dictó el decreto ley 6403 sobre la Organización de las universidades nacionales, cuyo artículo 28 establecía que “...la iniciativa privada puede crear universidades libres que estarán capacitadas para expedir diplomas y títulos habilitantes siempre que se sometan a las condiciones expuestas por una reglamentación que se dictará oportunamente”.
Hasta ese momento, el otorgamiento de títulos profesionales habilitantes era una atribución exclusiva del Estado, por lo que distintas expresiones identificadas con la Reforma de 1918 manifestaron públicamente su oposición. Esto provocó la renuncia de Atilio Dell’Oro Maini, hasta entonces ministro de Educación y promotor de la iniciativa. En aquel mayo de 1956, el defenestrado artículo 28 parecía caso cerrado.
Pero el 26 de agosto de 1958, todos pensaron que se haría efectiva su reglamentación: el presidente Arturo Frondizi anunció, en conferencia de prensa, que aplicaría la "libertad de enseñanza" en el ámbito universitario. La repercusión fue inmediata y se formaron los bandos a favor y en contra de la medida. El enfrentamiento trascendió como "Laica o Libre".
La disputa se daba, fundamentalmente, en el interior del frente social y político antiperonista. Sin embargo, no fueron pocos los peronistas que se alinearon en un bando o en el otro.
Equidistante de ambas tendencias, aunque no neutral, el 3 de octubre de 1958 César Marcos publicó en su periódico El Guerrillero algunas consideraciones acerca de un plenario de las 62 Organizaciones, donde incluye una caracterización del conflicto universitario. Gracias a la exhaustiva recopilación documental de Roberto Baschetti, ahora podemos publicarla.
El Gobierno de Frondizi en cumplimiento de sus planes desintegradores de todos los sectores populares, para facilitar la operación “apertura” al capital extranjero, ha lanzado a la discusión pública el problema de la implantación de Universidades Privadas, enfrentando unos contra otros a todos los sectores de la sociedad argentina.
Por medio de una falsa disyuntiva pretende desviar la atención popular, la policía de Niceto Vega ha tendido una cortina de gases lacrimógenos para ocultar la vergonzosa entrega del país.
Pero la cuestión está, planteada, independientemente de nuestra voluntad. Y no podemos cerrar los ojos ante los hechos que diariamente se producen y conmueven a la opinión pública.
Los sectores liberales y cosmopolitas del tipo de Frondizi (Risieri) y Romero (José Luís), que manejan las palancas de la Universidad han deformado deliberadamente la lucha por defender la Universidad Estatal transformándola en una lucha contra la Iglesia Católica.
Pretenden reeditar un conflicto entre liberalismo y religión que nada tiene que ver con el país real. La bandera de la enseñanza laica es, por su parte, igualmente regresiva. La ley 1420 de educación común, llamada de Enseñanza laica ha sido completamente superada por la Doctrina Justicialista y ninguna de sus disposiciones se opone a la enseñanza Privada.
Los grupos que defienden la llamada Enseñanza libre como reacción contra el carácter extranjerizante de la actual Universidad Estatal, sostienen que por la vía de las Universidades Privadas se podrán crear centros de estudio de tendencia nacional e incluso Universidades Obreras. Tales planteos no son menos peligrosos que los anteriores.
La realidad va a determinar que junto a una hipotética Universidad Popular se van a levantar poderosos Institutos Privados pagados por los grandes monopolios ingleses, norteamericanos, franceses; por todas las corrientes religiosas no solo católicas, protestantes de todos los matices, israelitas, mahometanas, etc. Hasta las ideologías antipopulares e internacionalistas tendrán el derecho a formar sus propios centros de estudios.
Con lo cual llegaremos al resultado de que la República Argentina será un mosaico abierto a la colonización cultural. De igual manera como el señor Frondizi pretende desintegrar nuestra unidad económica y política, paralelamente trata de hacer lo mismo, con nuestra personalidad nacional.
Los Peronistas tenemos una posición definida que se desprende de nuestra doctrina cristalizada en el Segundo Plan Quinquenal (Capítulo Educación). Estamos contra la Enseñanza "libre" y contra la Enseñanza "laica". Estamos a favor del Monopolio estatal sobre la Enseñanza, no sólo universitaria; también sobre la primaria y secundaria.
Sostenemos el derecho del Estado Argentino a formar a sus juventudes dentro de una Doctrina Nacional homogénea y popular. Aspiramos a una educación única destinada a exaltar los valores espirituales y materiales de nuestra nacionalidad.
Se podrá alegar que tales objetivos no se alcanzarán mientras la Enseñanza permanezca en poder de los grupos liberales y masónicos. Eso es cierto. Pero la solución no consiste en abrir nuevas Universidades sino en lograr el control del Estado para el Pueblo y los Trabajadores.
Las “62 Organizaciones” tienen la obligación de pronunciarse en favor de la enseñanza Estatal de acuerdo a los postulados de la Doctrina Peronista y convalidando los pronunciamientos ya realizados por la CGT de Córdoba, de La Plata, por el Movimiento Universitario Peronista de Santa Fe y por la Junta Coordinadora Provisoria Nacional de la Juventud Peronista.
Deben también hacerlo porque vastos sectores estudiantiles, actualmente dirigidos por liberales y comunistas, esperan la solidaridad de los trabajadores en la lucha que están librando. Los trabajadores Peronistas no pueden dejarlos abandonados a merced de los comunistas. Debemos ganarlos para la causa de la Revolución Nacional mostrándoles que solo el Peronismo es capaz de luchar hasta el fin en defensa de una enseñanza Nacional abierta al Pueblo.
martes, 20 de octubre de 2009
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2 comentarios:
Tal vez en esos años, lo que éste autor no percibía es la similitud de su posición con la de los comunistas en la URSS, que también querían allí una cultura de Estado "homogenea y (socialista) popular", basada en el aislacionismo y la "convivencia pacífica". Por eso resulta curiosa la necesidad de diferenciarse de los "comunistas". El fracaso de las culturas de Estado ante la cultura capitalista y su poder hegemónico, muestra el fracaso del estrecho marco de los nacionalismos, ahora y en los años de "laica o libre". Muy bueno el blog. Daniel Guaruglia
En cualquier nivel educativo puede participar el capital privado, pero al sólo efecto comercial, es decir invierto y obtengo beneficios. Lo que no se pude dejar al libre albedrío, son los métodos y contenidos, que son los que el estado fije, y luego ser ferreamente controlados por el estado. La educación, la salud, y la seguridad, son responsabilidades del estado, por lo tanto quién tiene responsabilidades debe contar con las herramientas necesarias, caso contrario no las puede ejercer
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